Goy Ogalde, el mendocino que conquista Latinoamérica


goy ogalde

Es músico, productor, luchador incansable de la cultura. Hace varios años se radicó en Buenos Aires y, desde allí, este Embajador Cultural de Mendoza trabaja en todo el continente.

Entre viajes a la Patagonia y Méjico, hablamos con él y nos dio su visión sobre hacer música en nuestra provincia, su compromiso con los pueblos originarios y la importancia de trascender, más allá de los medios.

Secretaría de Cultura: Estuviste de gira por Méjico. ¿Cómo surgió? Y ¿Cómo fue la experiencia?

Goy: Desde principios de este año, estuve tres veces en Méjico. Salí de vacaciones, en enero, con mi mujer. Llegamos y me reencontré con músicos que hacía años no veía. Hacía casi 8 años que no iba con Karamelo Santo, así que llegué solo y rearmé todo el aparato de contactos y de cosas que necesitaba para reactivar la presencia artística que había tenido la música de Karamelo y, en particular, la mía, para poder volver.

Estuve trabajando, desde enero, con una banda que se llama “Fayuca”, de Tepito, una zona del Distrito Federal de Méjico. Estoy produciendo su disco, que lo voy a terminar de grabar en noviembre y, aparte, ellos hacen, en su recital, muchos covers y versiones de Karamelo Santo, así que participé en una gira, cantando canciones de Karamelo y algunas de ellos.

Después volví y, la última vez (regresé hace una semana), seguí trabajando con ellos mismos y estuve de gira con una banda argentina que se llama El Zombie, que les produje el disco y me invitaron como bajista, ya que el suyo no podía viajar. Yo aproveché para ir e hice una rueda de prensa con la productora que me va a llevar en septiembre. Ya, definitivamente, vuelvo a presentarme en Méjico, en todo el país. Voy a estar en Guadalajara, León, Monterrey, en el sur, a la zona del Caribe y en Chiapas.

La experiencia de tocar en Méjico es muy rica, porque es un pueblo a la usanza de todos los pueblos de Latinoamérica, donde está muy integrada la cultura originaria y está muy bueno, porque se respeta mucho la raza, hay mucha menos discriminación en Argentina, en el sentido de que los pueblos originarios están mucho más integrados en la cultura. Se los respeta mucho y hay una integración mucho más amplia, donde todos disfrutan de ese pasado cultural rico, que les han dado los milenios de existencia.

SC: Hace muy pocos días estuviste trabajando en la Patagonia. ¿Podés contarnos de que se trata?

G: Una de las razones por las que no me he ido del país es mi decisión de producir bandas de pueblos originarios. Con mi sello Kangrejoz Records tengo ya diez publicaciones de bandas de Argentina, Bolivia y Chile, que comparten su identidad musical rockera con la cultura originaria de la que vienen.

En el caso de los chicos de la Patagonia, son Puel kona, una banda mapuche, que canta totalmente en mapusungun y que están diversificando y transmitiendo su idioma. Son muy jóvenes, no llegan a los 25 años y hablan perfectamente mapusungun. Son de Neuquén y hay algunos chicos de Temuco. Como pueblo mapuche, no reconocen su nacionalidad chilena ni argentina, sino su visión ancestral, pertenecen a un pueblo, lo que es muy rico.

Este es el segundo disco que les armo y estoy totalmente integrado. Ellos nos dieron una apertura muy amplia a mí y a mis compañeros de banda, tal es así que hemos participado de recambios de años (wüñoy tripantu), que son festividades y ceremonias bastante privadas, pero hemos tenido la buena experiencia de poder compartirlas. El disco nuevo viene muy bien y estamos, en este momento, en la parte de mezcla.

SC: Sos un mendocino reconocido en el país y en varios países de Latinoamerica. ¿Cómo es hacer música desde Mendoza?

G: Siempre es muy difícil hacer música desde un punto neurálgico que no es el principal. Mendoza, si bien es una ciudad muy rica culturalmente, depende mucho de Buenos Aires, en cuanto a lo mediático. Generalmente, todo lo que sucede en Buenos Aires lo aplasta culturalmente, por culpa de los medios, que son totalmente centralistas, sobre todo los medios de Mendoza, que se dedican a mirar, solamente, lo que sucede en Buenos Aires, en Europa o EEUU.

Aunque suene contradictorio, creo que los mendocinos tenemos la suerte de tener una provincia muy conservadora, en la que su parte cultural es muy contracultural. La parte alternativa de Mendoza es muy militante, por lo que la provincia siempre se ha caracterizado por tener grandes artistas, muy extremos. Su cultura alternativa es muy fuerte, desde principios de siglo pasado es así. Grandes artistas han salido y han sido muy reaccionarios, muy importantes en el medio artístico, siempre han marcado mucho como actores, pintores, músicos, porque Mendoza es tan conservadora que el tipo que se decide a ser artista tiene que ir con todo, tiene que ir a romper el esquema de la sociedad, que es bastante celosa de la gente que puede cruzar el Arco de Desaguadero y triunfar afuera.

Por lo general, el mendocino prefiere que sus artistas vivan metidos en sus bares, como adormecidos y que nunca suceda nada. Entonces, cuando un personaje puede cruzar el Arco de Desaguadero, causa mucho impacto.

Después, es difícil volver a Mendoza y mostrar lo que uno ha tratado de hacer. Por lo general, Mendoza recibe bien a sus artistas cuando han sido consagrados. En mi caso personal, tuve la suerte de que mi banda estuviera, en su momento, en lo que era MTV, el lugar más importante al que una banda de Latinoamérica podía aspirar, tener videos en los rankings, tener una rotación importante también en las radios.

Como sucedió lo mismo con Los Enanitos Verdes, pusieron a ambas bandas dentro del panorama musical latinoamericano y un poco mundial (por las giras por Europa) y eso nos da una gracia especial para poder volver. Pero, en general, al mendocino no le gusta mucho que sus propios artistas triunfen afuera. Parece una locura, pero, a veces, me he sentido un poco así.

Igual, cuando he apoyado, desde mi lugar, en Buenos Aires, he dado un apoyo tremendo a las bandas. De por sí, he grabado y he producido a infinidades de bandas, como Pucha che!; Oye primate; Fuera de tiempo; Pario la choca. En general, siempre, se ha estado trabajando con las bandas de Mendoza y de todas las provincias.

Siempre está esa mentalidad, un poco errónea, del mendocino de que si una banda no puede triunfar en Buenos Aires, no está buena o que no va a tener una trascendencia. Creo que en Mendoza hay muchas bandas que han tenido una trascendencia muy grande, a pesar de no triunfar en Buenos Aires, pero el exitismo provinciano exige verlos en los grandes medios, de vez en cuando, estar en la tapa del suplemento de Clarín o en algún programa. Son cosas que causan gracia, porque uno, en general, no está buscando eso, sino que su música, su arte llegue a la gente.

Yo creo que esa es la suerte del artista de Mendoza, que su arte, las cosas que uno dice lleguen a la gente, no manifestarse por medio de la tapa de un diario o a través de un gran reportaje en un gran medio. Eso es importante para la difusión, pero el artista quiere, en el fondo, ser reconocido por su propia gente.

Volver a Mendoza y que la gente te pida una canción que habla del mendocino, del cuyano es mucho más importante que pensar que es una gran posibilidad estar en un gran medio o trabajando para grandes productoras internacionales.

Para mí es muy difícil hacer música en Mendoza. Yo lo viví. Estuve, prácticamente, 20 años trabajando en la provincia y, siempre, los gobiernos, el aparato cultural, por más que apoyan a las bandas, son celosos de las expresiones de los propios artistas, que, generalmente, van en contra de las políticas culturales que tienen los gobiernos.

Yo tengo la suerte, en este momento, de tener un amigo como Diego Gareca, que conozco desde mi infancia, por lo que para mí es un doble compromiso también apoyar, porque yo creo que él sigue pensando lo que de niños soñábamos de trabajar con la música, con la cultura en general y yo lo apoyo desde aquí y espero que la Secretaría de Cultura tenga toda la suerte del mundo, así como Claudio Fragapane (Director de Cultura), en Godoy Cruz.

Así como los felicito, también tendremos que encontrarnos, porque las dinámicas del artista no son las mismas que las de un funcionario público y, a veces, el artista está esperando conseguir cosas mucho más rápido que las que los mismos funcionarios tratan de lograr. Si esas dinámicas van en sincronía, vamos a ser felices y si no voy a tratar de ser paciente, porque siempre lo fui y por eso sigo trabajando en la música, con casi 50 años.

SC: El 28 de febrero de 2008, Cultura declara a Karamelo Santo “Embajadores de la Cultura”, pero recién el 15 de abril de este año pudiste recuperar ese documento. ¿Qué importancia tiene para vos este gesto?

G: Para nosotros fue muy emocionante poder recibirlo junto a la “Negra” Sosa, porque ella misma ya nos conocía de antes y, el día del nombramiento, avaló nuestro nombramiento como Embajadores Culturales de Mendoza. Lamentablemente, se perdió ese papel porque Karamelo Santo tuvo muchos problemas contractuales con sus productoras, que tampoco ayudaron a mantener la unidad del proyecto, entonces “secuestró” esos documentos, los tiene todavía guardados en sus oficinas y, a pesar de pedidos, por medio de documentos y abogados, jamás se entregaron.

En este momento, el nuevo gobierno tuvo la amabilidad de buscarlos y estoy muy agradecido, porque, durante mis viajes de producción a países de Latinoamérica, sirven. Cuando hay que realizar algún trabajo en conjunto con el gobierno de alguna ciudad del mundo, esos documentos son muy importantes. Agradezco mucho que se haya preocupado la Secretaría de Cultura en conseguir esos documentos, que habían sido firmados hace mucho tiempo.